Bodas de Hiedra
Quiero darle las gracias a Dios por estos dieciséis años de convivencia matrimonial con mi esposo. Me han preguntado ¿qué se siente...? Bueno, entre otros... ahora siento nostalgia... tengo muy clara la primera vez que mi esposo me esperó en una esquina para nuestra cita, la segunda, la tercera, la cuarta y así... las recuerdo todas. Siento alegría, por haber permanecido en el compromiso de amarnos. ¿Compromiso? -Me dijo una amiga- Sí. El matrimonio no está basado en lo lindo y bueno que te va, está sostenido en el compromiso. Un "convenio" en el que determinamos ser "uno entre los dos". Donde aprendemos a dejar nuestras mezquindades y aprendemos a que "lo propio es lo común". Es una estancia donde reconocemos todos los sabores de la convivencia, donde aprendemos a apreciar cada comportamiento. Donde nos desengañamos, donde hidalgamente tenemos que "devolver promesas" por nuestra salud espiritual. También siento felicidad. Porque la felicidad son los pequeños momentos que nos inventamos juntos para agradarnos. Así que durante estos años he aprendido que el matrimonio no está garantizado por los votos matrimoniales y la bendición sacerdotal... está garantizado en el compromiso que asumimos como pareja. Es una carrera con obstáculos. Los conocidos y los inimaginables. Pero determinamos saltarlos -juntos-. Es un compromiso también contra la apatía, el desgano, la falta de creatividad. Y no es fácil. Sobretodo cuando se está en etapa de crianza y los hijos nos absorben con todos sus requerimientos. Es el compromiso el que nos mantiene claros para no "dejar" de ver al cónyuge como el centro de mi relación. Es el compromiso que me hace ser fiel. Es el compromiso que me apasiona a seguir.
El amor es una fuerza muy poderosa, pero el amor sin compromiso es sólo pasión.
Como lo comentaba con un amigo... no es una relación perfecta. Hay dificultades, problemas que resolver, situaciones que mejorar, comportamientos que enmendar, reconocimientos que hacer, costumbres que remontar... pero la llama del amor... ALLÍ ESTÁ.
¡Gracias por compartir conmigo estos momentos de alegría!