Yo imagino esos momentos...
Yo imagino esos momentos. ¿No te ha pasado? Cuando sientes que tu alma va a explotar porque tienes dentro de ti mil interrogantes que contestar? Cuando te falta el aliento porque has perdido a un ser amado o porque ves postrado a tu mejor amigo? Quizá cuando ya no ves ese brillo en los ojos de tu mejor amiga y comprendes que ya no piensa de ti igual que antes? Cuando crees haber encontrado al hombre o mujer de tu vida y luego te cae como guillotina la decepción por el engaño y la infidelidad? Qué, si sufres un atropello que jamás imaginaste? Qué si comprendes que la persona para quien trabajas resulta ser repugnante por todo lo que hace? Qué si estás a punto de alcanzar una meta y su éxito te es arrebatada por circunstancias de la vida? Qué si a fuerza de carácter tratas de cumplir tu misión y eres permanentemente estorbada para no realizarlo?
Yo imagino los momentos de soledad y llanto de Jesús. Amado y rechazado. Aceptado y traicionado. Abandonado por sus mejores amigos en el momento que más necesitaba compañía. Traicionado por uno de los suyos y negado por su mejor prospecto para seguir sus pisadas. Yo imagino esos momentos de intimidad con Su Padre, aquél que todo lo sabía y quién lo sostenía a pesar de la humanidad.
Yo imagino esos momentos de sosiego en el único que lo sabe todo. Su Padre.
En estos días, cuando nos preparamos para salir de la ciudad, o para salir a divertirnos o para simplemente descansar este feriado largo... Imaginemos por un momento el significado de lo que El hizo. Será hermoso comprender que en ese Huerto, postrado allí, estuvo pensando en ti y en mi.