El primero de julio de este año, entramos irremediablemente al segundo medio año del 2012.
Para muchos, una tremenda carga. Para otros... es ver pasar los días ante los ojos y suspirar porque ya no volverán. Para otros tantos, la alegría de una nueva oportunidad con un nuevo día más de vida. Para mi... un análisis constante del tiempo que pasó y el tiempo que vendrá.
Es que así son nuestros días: "veloces". Comentaba con mi familia sobre la importancia de aquilatar cada día. Hacer el esfuerzo por estar conectados, visitarnos más frecuentemente, procurarnos cotidianamente y no permitir que el desgano, la desidia o la indolencia nos atrape.
"Hace unos días, haciendo compras con mi pequeña hija, fuimos testigos de una muerte intempestiva. Estaba en el restaurante un hombre mayor sentado en una de las mesas, comiendo solo. En algún momento se puso de pie y trató de avanzar hacia la calle... el empleado del lugar lo abrazó y lo ayudó a salir, pero en la puerta se desvaneció y cayó muerto" Mi hija me preguntaba, mami: ¿por qué? Por qué no tuvo tiempo de despedirse de su familia, por qué esa fue su última comida, por qué estaba tan solo... y varias preguntas más.
La abracé fuertemente y le dije: "Está bien lo que nosotros hacemos hijita... cada día al despedirnos nos abrazamos como si ese fuera el último día que nos veremos". ¿Crees acaso que este señor salió de su casa anunciando que iba por su última comida, y que esa sería la última vez que lo verían? No fue así , pues lo comprobamos cuando los familiares empezaban a llegar anegados de dolor.
Eso pretendo con esta nota; que disfrutes cada día de estos 366 días que nos regala este año. Aún cuando tengas que pasar ese día descansando, o cuando te falten las fuerzas por lo recargado de tu trabajo, o cuando te encuentres desanimado por lo que te toca vivir. Agradece, porque seguro tendrás el privilegio de abrir los ojos al día siguiente y seguirás yendo tras tus sueños y disfrutarás de un día de sol, o de un día de lluvia pero si despiertas, sé feliz porque estarás vivo y serás consciente de ese regalo que te toca vivir. ¡Un abrazo!
