¡Qué hermoso nuestro sol!
Al volver hace unos minutos del Sur, me he emocionado porque me encontré con un sol hermoso y lleno de luz. Por momentos, lo veía sonrojarse y reflejar sus colores en el cielo; en otros momentos guiñaba un ojo y dejaba sus manchas negras sobre su amarillo intenso, como la yema de un huevo. Pasaban los kilómetros y mi amiguito no quería desprenderse de mi, me seguía en mis pensamientos y en toda la ruta, paralelo a ese mar apasible color acero; por ratos saltaba entre las palmeras jugando a las escondidas. Me lo imaginaba más amable todavía, cuando lo vi remojar sus pies y zambullirse lentamente para irse a visitar a otra amiga.
¡Gracias Dios por ese sol que me alegró tanto hoy! Buenas noches.
¡Gracias Dios por ese sol que me alegró tanto hoy! Buenas noches.