¡Feliz Día del Amor y la Amistad!!
Acampando...
El fin de semana pasado nuestra familia se agrupó para acampar en una de las playas más lindas del Sur. Éramos adultos, jovencitos y niños... Nuestro gran anfitrión, el mar, nos recibió cálido y majestuoso. Armamos nuestro campamento al estilo beduíno sobre la arena. Al mirar las caras de los más pequeñitos, me veía reflejada en su felicidad... mis padres hace muchos años hicieron lo mismo conmigo y jamás lo he olvidado.
Estar alrededor del fuego con mis hermanos y mis sobrinos y toda la familia ha sido tan reconfortante. Cada momento una "pequeña aventura" más para no olvidar. Ver a los niños insaciables en el agua, disfrutando aguas límpidas y olas verde mar... sentirnos abrazados de un sol con poco fulgor pero caliente... el compartir los alimentos juntos, el infaltable atún con pan... y el dormir en esa inmensidad, a la intemperie con sólo las luces alejadas de los buses yendo y viniendo por la panamericana sur, como testigos... El disfrute de ese baño de mar en la oscuridad de la noche y la ansiedad de los más chiquitos por volver a bañarse a las cinco de la mañana... y la conversación y la observación hasta la madrugada. La incertidumbre si estamos solos realmente, si hay algún peligro al acecho y sentirnos GRUPO, FAMILIA, listos para defendernos de cualquier situación difícil. Concluyo en un sentimiento cada vez más arraigado en mi. "La familia lo es todo". Puede que tu mejor amigo te falle y te dañe... al final, tu familia es el tesoro más grande que Dios te ha entregado.
Al volver a la ciudad, hay un sentimiento que se ha acrecentado dentro de mi. Mientras pueda motivarlo, procuraré que nuestros campamentos veraniegos sean cada año e intentaré que cada vez sea mejor y que se añadan más familiares. ¡Las raíces sí! pero también todas las ramas!!