¡Somos libres... Seámoslo siempre!!



Mi amiga Esther...

Hoy volví a ver a mi amiga Esther.  En todos los años que la conozco, ella siempre me ha inspirado fortaleza, ánimo, esfuerzo, realización, agilidad, cariño, sentido de organización y servicio a Dios. La vi hoy, postrada en una cama. Con un cáncer que abate su cuerpo, pero que no puede minar su espíritu.
No creo que haya persona en el universo que no se rinda ante una noticia de una enfermedad tan maligna y traicionera como ésta. Nos conmueve hasta el nombre; y de ella sólo sabemos quienes lo hemos sufrido en carne propia, o quienes lo hemos visto aniquilando a nuestros seres más amados.
Los comentarios más frecuentes que la gente desarrolla alrededor de esta enfermedad son: "estaba mal alimentado", "lo heredó de su familia", "no ha confesado un pecado", "es una prueba de Dios", "no se cuidó", "qué mala suerte, le tocó";  y demás...
Aquellos que la tienen se preguntan...¿por qué yo?, ¿qué hice mal?, ¿por qué Dios me castiga así?, ¿qué va a pasar con mi familia? ...etc, etc.
Por mi parte, yo aprendí varias lecciones cuando mi padre enfermó de cáncer: El cáncer por más maligna que sea, no es una enfermedad que escapa al control de Dios.  Es una enfermedad más.  Que Dios permite que se produzca en sus hijos por dos únicas razones: Para testimonio, y para muerte; por lo tanto es nuestro deber buscar esa respuesta de Dios. Si es para testimonio, Dios obrará milagrosamente y al sanar producirá salvación en otras vidas. Si es para muerte, generalmente las lecciones que Dios da son muy personales y profundas pero para el entorno familiar. Que es necesario que nuestra comprensión sobre la muerte remonte nuestra creencia religiosa de que el cristiano "debe ser arrebatado al cielo" y que no debe morir por causa terrenal. Que debemos comprender que el fin supremo de nuestras vidas es la santificación, y que eso no podemos hacerlo con este cuerpo limitado.
...Pero... me dirás, ¿es que no comprendes que ningún ser humano quiere morir?  Claro que comprendo. Yo escuché y vi con estos ojos las oraciones de mi padre rogándole que le concediera más años de vida... pero, comprendimos y aceptamos el deseo de Dios de que "tiempo y ocasión" acontece a todos.
Otra gran verdad que me conmueve y que veo en los siervos de Dios que se enferman de cáncer... es que Dios los usa.  Y los usa enfermos, principalmente para ellos mismos, y luego para los demás.
Hoy vi a mi amiga Esther, y la abracé y la estreché lo más que pude... con gratitud, por las lecciones que me da. Al despedirme... miré sus ojos, y disfruté de su mirada, y me alegré; porque refleja esa paz que "sobrepasa" todo entendimiento. ¡Eso es lo trascendental!! Dios no ha perdido el control sobre las cosas que nos suceden. Y aún en medio del valle de sombra de muerte... El camina a nuestro lado mostrándonos el camino que debemos seguir, y en el caso de mi amiga... de la mano con ella, llevando mucho fruto eterno, aún así.

Entradas populares