¿De dónde procede la enfermedad?

Me he hecho esta pregunta desde octubre del año pasado reiteradamente.
Todas las veces que la he pensado he llegado a la misma respuesta.  Definitivamente NO PROCEDE de Dios. -Que lo permita- , no lo dudo. Hay un claro ejemplo de esto en la historia de Job. Pero es claro, por todo lo que indica la doctrina cristiana que la enfermedad no procede de Dios.
De otro modo, un PILAR de la victoria de Jesucristo en su misión de redención quedaría cojo, flojo, incompleto, sin perfección... y Dios es perfecto.
He pensado tanto en las palabras del profeta Isaías 53...  "4 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. 5 Más él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados." Reina Valera 1960.
Quiero mostrarles también la versión de la Nueva Traducción Viviente, que aclara totalmente el sentido de este mensaje:
"4Sin embargo, fueron nuestras debilidades las que él cargó; fueron nuestros dolores los que lo agobiaron. Y pensamos que sus dificultades eran un castigo de Dios; ¡un castigo por sus propios pecados! 5Pero él fue traspasado por nuestras rebeliones y aplastado por nuestros pecados. Fue golpeado para que nosotros estuviéramos en paz, fue azotado para que pudiéramos ser sanados."
¡¿Cómo el mensaje Cristo-céntrico de la Biblia podría contradecirse?! Definitivamente la enfermedad no procede de Dios, al contrario... Él ya pagó por el rescate de nuestra SALUD en la Cruz.

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