Café... y Buho...

Una taza de café a cualquier hora del día, compartida con alguien más nos hace sentir muy bien. Sobre todo si es un café recién pasado, aromático... negro, con o sin azúcar (dependiendo de mi ánimo);  si estoy un poco nostálgica... le añado cuatro dados pequeños de queso fresco pasteurizado... y me traslado en mi imaginación al regazo de mi madre, y veo su rostro disfrutándolo de esa manera.
Empecé a tomar café bastante tarde. Y descubrí que la gente de mi alrededor lo disfruta desde su infancia y que hay familias enteras que han hecho una vida relacional alrededor de un buen café.  El año 2010, fue un año cafetero para mi.  Tomé tantos durante ese año, que dejé de tomar mi otra bebida favorita, agua.  Al término de ese año comprendí que había abusado, y el resultado de ese abuso lo noté en la lozanía de mi piel.  Así que determiné no tomar café el siguiente año... No pude. Ese año, tomé sólo 10 tazas y cada una tuvo un significado importante.
En una de esas oportunidades, estaba disfrutando mi taza de café recién hecho, en mi oficina. Tenía frente a mi ventanales que conducían al jardín de césped y flores; y al siguiente bloque de oficinas donde había una terraza pequeña... Entonces sonó mi Blacky(diminutivo de Blackberry)... jeje! Ahora puedo llamarlo así, en ese entonces sonaba tanto que a veces no lo quería ni mirar... Y ERA UNA LLAMADA ESPECIAL, un amigo de siempre con quien no conversaba hacía mucho... Dejé mi taza de café recién servido, salí y crucé el jardín, y para tener privacidad subí a la terraza desde donde podía ver el movimiento en mi oficina...¡Qué grato reencuentro, qué charla tan amena!!  En medio de la conversación giro de pronto y me encuentro frente a frente, OJO CON OJO, con un Buho blanco de unos 18 centímetros, frente a mi. Estaba parado en el borde de la terraza, como a 2 metros de mi. Me quedé asombrada de su hermosura... su plumaje blanco, se tornasolaba con los rayos del sol... y su mirada profunda... me cautivó. ¡Hola, hola! Escuché... "Amigo disculpa, le dije: -Tengo a un Buho frente a mi- no lo puedo creer!!! --Te llamo después-- ¡Que?! ¡Ah?! Escuché decir... y me fui acercando lo más que pude... para verlo levantar el vuelo e irse para siempre.
Alguna vez que comenté esta experiencia, me dijeron que esas aves son de mala suerte.  Yo no pienso así.  Para mi... fue una experiencia hermosa. Hice contacto directo a los ojos con un ser que es creación de Dios, y lo respeté y admiré.
Volví a mi oficina y habían pasado breves minutos... pero mi café ya estaba frío. Entonces lo reemplacé por uno bien caliente, me senté en mi escritorio, y lo disfruté tanto... mirando hacia la terraza y tratando de reconocer en el horizonte a ese amiguito visitante.


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