30 Días... Sin Redes Sociales


Las Redes Sociales, hoy más que nunca ha UNIDO a la humanidad. No sólo son un medio de aprendizaje o de comunicación, sino que se ha convertido en el “noticiero de primera fuente” para saber que nuestros contactos, amigos, seres queridos o familiares están sufriendo la penosa enfermedad del coronavirus. Lo más doloroso al abrir el internet en la mañana es enterarnos que nuestro amigo de la infancia falleció a causa de la pandemia, o al medio día enterarnos que aquella persona tan allegada está en UCI o al caer la noche enterarnos que uno de nuestros familiares ha sido contagiado. Lo que en años pasados se guardaba celosamente o se compartía en los círculos  más cercanos, ahora es público, es abierto, es globalizado.

He tenido el privilegio de atender a toda clase de personas desde el inicio de la pandemia de manera virtual; pero nunca antes con tantos a la vez. Durante el año 2020 estuvimos trabajando sin descanso, atendiendo la salud mental de las personas. Hasta el mes de noviembre, recibía noticias de personas conocidas en el extranjero que fallecían a causa de COVID-19. Pero desde entonces, y como en una avalancha empezaron a partir a la eternidad personas muy amadas, allegados, compañeros de trabajo ministros, pastores y amigos muy queridos.

Tenía que hacer un alto por mi salud mental. 
Refrigerar las emociones, descansar los ojos de tanto duelo, sanar el alma de tanta aflicción que observo a mi alrededor.
Persé las tristes noticias de personas muy queridas que están  sufriendo otras enfermedades y otros dolores.
DESENCHUFARME ha sido el medicamento más acertado que me he podido suministrar.  He sido tan consistente con mi decisión que sólo revisé mis llamadas teléfonicas familiares una vez al día por 10 ó 15 minutos. 

Ha funcionado.

Al término del día 30, me siento renovada, despercudida, animada para seguir escuchando, seguir interesándome y seguir dando lo que tengo. 

Nuestros cerebros son tan prodigiosos!! Son quienes almacenan todo lo que nuestros sentidos, nuestras almas y nuestras experiencias van llenando... Y las emociones mal administradas pueden penetrar en sus vericuetos y crearnos estados profundos de tristeza, de desprotección inmunológica, angustias, dolores, falta de paz, depresión y traumas.

Hacer un alto alivia y beneficia. Cada uno de nosotros debe procurarse La Paz individual, buscarla y seguirla. Un abrazo amigos!🙋🏻‍♀️

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